Cuando leemos un libro a nuestros hijos, estimulamos en ellos la infinita capacidad de pensar, comprender y de volar sin fronteras con la imaginación. Cada noche, mientras el sueño llega, leeremos y releeremos estos cuentos a los más pequeños, hasta que ellos mismos se conviertan en lectores independientes, en el viaje fascinante al planeta de las palabras.